Tanto que decir de ellas, que poco puedo escribir...
La luz de su sonrisa, hacía destellos con el cielo cada vez que este jugaba a pintar colores, en las nubes de París...
Ahora, no es el Sena quien nos une, sino un inmenso Océano que nos separa, mismo sol, misma despedida del día, misma luz... pero una vida diferente, que a veces llora porque no se olvida de tí.
Me enseñó las ganas de sentir la vida, con la ilusión de ser feliz, la certeza de una sorpresa asegurada, en cada mirada al frente, y cada mirada al corazón. Lágrimas, sonrisas, Dios, mi Virgen que la quería a ella también, dos religiones con un mismo amor inimaginable, pocas palabras pero 1000 idiomas para intentar descifrarlas, risas, libros, postales, baguette, paseos, luces, música, cielo... mi amiga Simonne y París...
Porque no se donde habrás ido, porque puede que a veces se mezcla el entusiasmo de verte, recuerdos del pasado... con el llanto esperanzador de que puede que nunca volverás a mí.
Porque hay castillos del corazón en ruinas, que Dios sabe bien porque los mantiene con certeza, siempre con el buzón de cartas, de esperanza y de ilusión abierto... de volverte a encontrar... una tarde por París...
Porque a veces se cruzan dos ríos... en las calles de París...
Eres maravillosa.
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